El 26 de Agosto del 2013 me convertí en madre por primera vez, y completé mi vida repitiendo maternidad un 19 de Noviembre de 2015, 4 años y 9 meses después puedo decir que sigo casi casi como el primer día, con miedos, con dudas, con ese sentimiento de culpa que nos acompaña a todas las madres en nuestro día a día, ¿lo estaré haciendo bien?, ¿seré una buena madre para con ellos?, pero llega la noche y cuando voy a acostar a mis pequeños sonrío, sonrío y me siento bien, soy feliz siendo mamá, y tal día como hoy solo puedo decirte a ti, quien está detrás de la pantalla leyendo esto, ¡FELIZ DÍA DE LA MADRE!.

Hoy por hoy estoy con mis hijos a tiempo completo, mi trabajo en el blog y en las redes sociales me lo permiten, me siento tremendamente afortunada por ello, no me pesa, es más, me siento una privilegiada el poder hacer 4 viajes diarios al cole para recoger a mis hijos y que comamos todos juntos en familia, hablando de nuestras cosas y disfrutándonos, las conversaciones yendo y volviendo del cole no están pagadas, el cocinar para mis dos hijos y para mi es toda una aventura diaria, no te lo negaré, pero es tan satisfactorio a fin de cuentas…

Mamá y lectora, como madre bien sabrás lo dura y difícil que se hace en ocasiones la maternidad, mucho, ¡porque nadie dijo que esto fuera fácil!, ni mucho menos de color de rosa, ¡ni de coña lo es!, tiene momentos muy duros, de enfados, de gritos, de lloros, de cabreos, de rabietas, de peleas entre hermanos, de querer coger la puerta y ¡¡huir!!, ¡¡madre a la fuga!! jajaja pero no hay bronca y enfado que no se resuelva sin una reconciliación, sin un beso y un abrazo de tus peques que sin duda es nuestra criptonita, nuestro talón de aquiles, cualquier enfado anterior se esfuma cual cortina de humo, estoy segura que sabes de lo que hablo… de hecho una de nuestras normas en casa es no irse nunca enfadados a dormir.

Ser madre de una guerrera Batusi de 4 años, y de un pequeño Vikingo de 2 full time, me hace tener días en los que mi nivel de saturación alcanza niveles máximos, me cuesta en ocasiones el separar mi vida de madre de mi vida de mujer, intento tener un hobby para mi, mi momento, en el que me encuentre conmigo misma, porque si, ser madre es lo más bonito que se pueda experimentar, pero es tan necesario cuando tu cabeza está agobiadísima que necesitas escapar y evadirte, en mi caso lo he encontrado en el yoga, me da paz y me relaja, me carga las pilas y me nutre de energía positiva para poder seguir en mi lucha diaria con los dos polluelos.

Mamá, tú que estás leyendo esto, solo decirte que estoy segura que lo estás haciendo genial, que tus hijos no pueden tener una madre mejor, que eres lo más grande y lo más bonito que van a tener jamás, una madre es insustituible, quiérelos, ámalos, juega con ellos, respira hondo tantas veces como sean necesarias, piénsatelo dos veces antes de dar ese chillido (esto me lo aplico yo la primera jajaja), disfrútalos y saboréalos tanto como puedas, el tiempo vuela, los días son muy largos pero los años muy cortos, dentro de un tiempo echarás la vista atrás y no hay cosa más satisfactoria que sentirte bien y orgullosa de lo que has hecho con ellos, sentir que tu trabajo está reflejado en sus personalidades, en sus valores, y que tu sello de madre esta grabado a fuego en sus corazones, ten por seguro que aunque no lo dicen (al menos tanto como nosotras quisiéramos), nuestros hijos nos quieren por encima de todo, y es que…

¡¡MADRE NO HAY MÁS QUE UNA!!.

¡¡FELIZ DÍA A TODAS LAS MAMÁS!!