MATERNIDAD

Lo que no harás después de ser madre

Hay ciertas cosas que tenemos que aceptar que jamás volveremos a hacer una vez nos hemos convertido en madres, al menos, hasta que nuestros polluelos vayan a la universidad, como poco…

Este fin de semana nos fuimos a pasar el día a la playa, optimista e ilusa de mi me llevé un libro, como imaginaréis, ni lo abrí, ¡qué digo!, no lo llegué ni a sacar del bolso, en ese momento me vino la inspiración para escribir este post, y mientras veía a Batusi correr como las locas por la orilla del mar, pensaba en la de cosas que no voy a volver a hacer en mucho tiempo, me salió una lista mental bastante extensa…

DUCHARTE SIN ESPECTADORES Y SIN UN INTERROGATORIO A LO GRISSOM, aquí es cuando te arrepientes de aquel momento en el que el carpintero te preguntó, «¿la puerta del baño con, o sin pestillo…?»

IRTE DE VACACIONES A RELAJARTE, ay amiga, ¡esto jamás!, recientemente nos hemos ido una semana a los Pirineos, y cuando me esparramaba en la cama después de acabar agotada del largo e intenso día, sólo pensaba en que necesitaba vacaciones de las propias vacaciones.

SALIR DE MARCHA, Y MIRAR EL WHASSAPP UNAS 20 VECES POR MINUTO, bueno, aquí partimos de la base de que esto de salir de fiesta pasa como los años bisiestos, una vez cada cuatro años, pero cuando se sucede, te metes el móvil en el bolsillo a la espera de esa vibración, y lo miras tropecientas veces hasta que llega ese Whassapp del buenpadre preguntándote donde está el pijama de la niña, o cuanta leche le pone en el bibe al baby.

BYE BYE A ESAS NOCHES DE PASIÓN Y DESENFRENO CON EL PADRE DE LAS CRIATURAS, si, así es, no hay noche que no te acuestes con un oído (o los dos) puestos en la habitación de tu polluelo, y si ya duerme del tirón toda la noche, ¡lo flipas!, créeme, has sido tocada y bendecida por esa varita mágica que sólo poseen las hadas del país de nunca jamás, esas cenitas románticas con un vinito y con final feliz, sólo pueden sucederse cuando las criaturas se quedan a dormir en casa de los buenosabuelos.

UN CAFÉ CON AMIGAS Y QUE NO SALGA LA PREGUNTA, ¿CON O SIN NIÑOS?, tal cual, quedas con tus amigas para evadirte, para dejar de hablar y pensar en el color de la mierda de tu retoño, para dejar de pensar en las lavadoras que tienes por poner llenas de peleles repletos de regurgitaciones, pero es inevitable, a veces las conversaciones se convierten en mono temas imposibles de controlar.

TENER LA CASA RECOGIDA Y ORDENADA MÁS QUE LO QUE DURA UN EPISODIO DE PEPPA PIG, aquí abortamos misión, y yo a veces me pregunto, ¿para que cojo*** la recojo si no dura ni 30 minutos?, a lo que luego me auto respondo, «por tu salud mental Núria, por tu salud mental…».

IRTE DE COMPRAS TRANQUILA, bueno, esto ya si que es tema surrealista total, aquí necesitas apoyo si o si, una mano amiga que se vaya contigo para tener a la criatura controlada mientras tu miras (que no te pruebas) ropa así por encima, sin tener que ir corriendo detrás de una niña que sale a escape de la tienda con una falda en la mano, date por satisfecha si has vuelto a casa  con un par de bragas para ti, y no te has gastado todo el dinero que llevabas en ropa para los polluelos, que es lo habitual…

Hasta aquí algunas de las cosas que no haremos las madres durante mucho, ¿se te ocurren más que debamos añadir a esta lista?, ¡no te cortes y cuéntamelas en los comentarios!.

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PROMETO NO SPAMEAR 😉

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